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20º Año - 5ª Época - 14/03/2016
Buño
Centro de la alfarería tradicional gallega

Techo de las tierras de Bergantiños

Olería Buño

Cerca de Buño, en la parroquia de Cambre, los quebrados acantilados descienden bruscamente hasta el océano, originando un acogedor contraste con las solitarias y pequeñas playas de San Miro, Os Riás, As Torradas y A Pradeira.

Desde estos blancos arenales se yergue 383 metros hacia el cielo el Monte Neme, mítica montaña compartida por las parroquias de Leiloio y Razo. En su cumbre existía un cromlech llamado Eira das Meigas (terreno de las brujas), destruido recientemente por la actividad minera de extracción de wolframio. Desde la cima se puede disfrutar un vasto panorama que abarca desde el Cabo Prior hasta la Ría de Corme. Al borde del Monte Neme, "Montaña Sagrada", como esta topomimia del antiguo idioma celta gallego indica, se pueden ver las tierras de Carballo, Malpica, las Islas Sisargas y el espacio natural de Baldaio.

La alfarería tradicional de Buño

Oleiro

Se caracteriza principalmente por su color obscuro y vidriado, decorado con pincel fino. Los artículos más populares y demandados son los de uso tradicional como los platos, viradeiras (volteadoras de tortilla), chocolateras, botijos, etc.

Los múltiples talleres artesanales en funcionamiento que perpetúan esta vieja profesión -varios ceramistas todavía cuecen sus piezas en vetustos hornos del siglo XVIII- se encuentran en los hogares de los propios artesanos, pequeñas tiendas donde el visitante puede admirar todo tipo de piezas o incluso observar el proceso de elaboración de esta cerámica de alma propia. Una muestra permanente de esta riqueza alfarera se encuentra expuesta en el Museu da Cerámica de Buño, en el edificio de Expobergantiños.

La actividad alfarera del lugar se intensifica durante la primera quincena de agosto con la celebración en la Casa do Oleiro de la Mostra de Alfarería de Buño, gran fiesta-escaparate de las mejores obras manufacturadas en el centro de la alfarería tradicional gallega. Otras fiestas importantes en la localidad son el San Antón en junio, Santa Filomena en agosto, y el Entierro de la Micaela en Carnaval, en el que una gigantesca muñeca es llevada por toda la aldea hasta terminar ardiendo en la hoguera.

Una milenaria dedicación alfarera

Wolfram

Buño se asienta sobre suelos de arcilla poco productivos para labores agrícolas. De todos modos, ha sido este condicionante exógeno el que ha propiciado el desarrollo de una importante actividad económica estrechamente vinculada a la alfarería : la gran calidad y las diferentes características de los tipos de barros encontrados en Buño, han convertido a la villa en el centro de cerámica popular de más prestigio en Galicia.

La diversificación y el desarrollo de esta industria de la cerámica han sido notables : a partir de las tradicionales maneras célticas, algunos alfareros han comenzado a experimentar formas modernas e innovadoras, siendo concretamente la incorporación de la mujer a las labores creativas lo que ha propiciado la mayor revolución de la alfarería de Buño. Carme Labrador Fariña fue la primera demostrando su estilo propio. Esperanza Lema Fondo integró máscaras foráneas y otros motivos gallegos a la tradición alfarera, y nuevos valores como Dolores Faya Puñal y Pilar Gómez Caamaño continúan proporcionando nuevas interpretaciones al arte de Buño.

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