La marea negra se extiende desde Fisterra hasta A Coruña dañando gravemente parajes naturales, playas y la forma de vida de pescadores y mariscadores de estas costas. Otra mancha, próxima a Corrubedo, amenaza la ría de Muros y Noia. El Prestige es conducido hacia aguas de responsabilidad portuguesa y el mar sigue desgarrando sus entrañas, que continuan expulsando fuel al mar.